
El mundo vive en una época en la que la conexión instantánea, al mismo tiempo que reduce las distancias y pone en contacto a las personas, también revela lo peor del ser humano al propiciar la aparición de un nuevo tipo de criminalidad. El fraude político es solo uno de esos nuevos delitos, entre tantos otros que la siniestra imaginación del ser humano no se cansa de planear.